12.05.2007

Una Tierra Adolorida y Perfumada


Ese es México. Con la intensidad de estos dos amantes encontrados así, abrazados desde hace 6000 años. (Dí con esta imagen en un estudio de radio durante una entrevista que nos hacían en un programa de la Unam, la Universidad de México.)
No hay modo de extirpar las vibraciones que deja en el cuerpo esa ciudad, ese país.

Un cumpleaños deja ver el alma de los presentes cuando se acaba el pozole y todos absolutamente todos se ponen a tocar y arranca la fiesta. Son jarocho. Zapateo y la bebida nunca deja de llegar.

Un amigo recibe un pasaje para ir a Alemania, lo pierde en el taxi. Pasados los meses lo vuelve a obtener, pierde el pasaporte. Ahora son las tres de la mañana, estamos en la fiesta, el baile se renueva a cada instante, en una hora hay que llegar al aeropuerto para la tercera chance.

Bailo salsa con Alejandro Flores, el violinista invitado de de Café Tacuba. Antes lo miro una una y otra vez. Me recuerda a Maradona.

Por la mañana doy un taller. Van y viene los ejercicios. Cuando el Popocatepetl se lleva en el pecho todo estalla cuando uno menos se lo espera. Van y vienen los ejercicios. Y corren las voces y corren las lágrimas. ¿Doy un taller o un taller me es dado? ¿A qué viene tanta emocion?
Nunca lo sabrás.

Ese es México.
La tierra de mi escritor más amado. Mi Rulfo, mi Juan.

En la parada del autobús, ya caída la noche, una madre cuenta a sus hijos historias en las que un niño muerto viene a molestar a una señora que no es su madre, y que el vecino que tenían cerca del estadio azteca secuestra a lo niños y les corta los dedos. Los niños la escuchan con calma.

En Tepoztlán una foto muestra el aura de las personas. Subiendo la montaña hay una pirámide dotada de una extraña calma. Me tiro en la puerta hacia la dimension desconocida. Me quedo dormida. Despierto y me pregunto si seguiré siendo yo.

Por la noche ofrecemos nuestra función. Tornasolita. En la sala hay personas y también hay huecos. No están vacíos. Está tan llena la sala de vivos como de muertos. Toco el piano de cola de la Felipe mientras pienso que estoy tocando el piando de cola de la Felipe. Hago mi versión de Lobo hombre en París. Para qué negar que se me eriza la piel.

Ese es México. Esta tierra adolorida y perfumada me espera. Porque es preciso volver, una vez y otra y otra más.

3 comentarios:

Javier Galarza dijo...

"adolorida" y "perfumada", que lindos adjetivos.

Peregrino dijo...

Sobre la foto....
Me agradaría
Me encantaría que algun día me "descubrieran" así

www.siempredeviaje.com.ar dijo...

los monosílabos no se acentúan!